No se sabe bien a bien desde cuándo brotó la violencia por el narcotráfico en Sinaloa; si fue en 1941 en el gobierno de Rodolfo Tostado Loaiza, o en 1976 con el asesinato de Lamberto Quintero Payán, en el gobierno de Alfonso Genaro Calderon Velarde.
Con éste último surgió el famoso corrido y pelicula de Lamberto Quintero entre los gobiernos de Francisco Labastida Ochoa y Renato Vega Alvarado.
Lo cierto es que desde entonces las balaceras en Culiacán han sido comunes, unas veces causando un simple miedo, otras veces generando terror hasta llegar al escarnio de ciertos medios de comunicación y la diatriba de organizaciones políticas contra el gobernante en turno.
Vayamos a la historia:
Está documentado con seguridad que, en abril de 1941, en forma oficial, el jefe de la Policía Judicial del Estado, Alfonso Leyzaola en el gobierno del Coronel Rodolfo Tostado Loaiza, acompañado de una fuerte escolta destruyó un plantío de adormidera y amapola en las montañas de Badiraguato.
En las primeras horas de la noche en un punto cercano a Santiago de los Caballeros, en una cañada llamada Los Alisos, 12 personas se encontraban apostadas desde la parte alta y rocosa, dispararon contra Leyzaola y su gente; dicen que fueron más de 50 balazos de armas largas que derribaron a Leyzaola. Sus acompañantes huyeron despavoridos, pero su ayudante personal, Francisco Urías, lo condujo hacia una choza cercana.
Loa agresores irrumpieron, media hora despues, y sacaron a Leyzaola, lo llevaron a un monte, lo colgaron de un árbol y lo remataron a balazos.
Los cultivos de adormidera proliferaron en las montañas de Sierra Buragua, Agua Blanca, Santiago de los Caballeros Huiziopa, Capirato entre otras regiones de Badiraguato.
Y proliferaron las armas de fuego. Un periodista de la época consideró que a los sinaloenses les gusta mucho echar bala; describió al municipio con una sola frase: “En Badiraguato la vida vale solo cuatro reales (cincuenta centavos de entonces), es lo que costaba un cartucho para una pistola.
El narcotráfico no se detuvo, ni cuando se estableció la Operación Cóndor en 1976 por parte del Ejército Mexicano para combatir la siembra y tráfico de enervantes. Si bien hubo abusos de los militares en la sierra, se apaciguó un poco la violencia, porque los narcos huyeron hacia otros rumbos. Los principales capos se asentaron en Guadalajara y desde allí operaron el tráfico de mariguana y cocaína.
Fue en el gobierno de Calderon Velarde cuando surgió el famoso corrido de Lamberto Quintero.
Cuenta la leyenda que había una rivalidad entre Lamberto Quintero (Tio de Rafael Caro Quintero) y su primo Pedro Páez Soto, contra una familia Otáñez Lafarga, ambos grupos de narcotraficantes.
Las diferencias duraron más de un año, durante el cual murieron casi todos los integrantes de la familia Otáñez Lafarga, asi como algunos de los Quintero.
Se dice que a finales de 1975 familiares de Lamberto descubrieron a Ramón Otáñez Lafarga hablar con un oficial de la Policia Judicial, por lo que ambos fueron ejecutados, pero en la refriega, Ramón logro matar a Macario Payán, socio de los Quintero.
Posteriormente fue asesinado Pedro Páez en el aeropuerto de Culiacán.
Como menciona el corrido, Lamberto Quintero fue acribillado el 28 de enero de 1976, pero él logro matar a uno conocido como Chito Lafarga. Lamberto fue trasladado a la clinica Santa María, en la calle Francisco Villa, en pleno centro de Culiacán, en donde falleció.
No paró alli la violencia, porque dos dias despues,30 de enero, los Otáñez Lafarga iban a sepultar al Chito Lafarga, partiendo de la funeraria San Martin, que operaba en un pequeño local por la avenida Álvaro Obregon, frente al Parque Revolución.
Como a las cuatro de la tarde el cortejo fúnebre partió por la calle Francisco Villa y entre las calles Andrade y Corona fueron emboscados; se armó una balacera que aterrorizó a los habitantes de ese sector. Dicen que el enfrentamiento duró más de una hora dejando las calles llenas de sangre y que hubo al menos unos 20 muertos y otros tantos heridos que fueron levantados en camionetas.
Allí murió Héctor Caro Quintero, hermano de Rafael caro Quintero, fundador del Cartel de Guadalajara.
El sepelio del Chito no se pudo concluir, porque todavía hubo otro enfrentamiento en el boulevard Leyva Solano donde hubo heridos que fueron recogidos por sus compañeros robando taxis del lugar. Ya en la noche llevaron al Chito al panteon, pero alli siguió la balacera con saldo de otros dos pistoleros muertos.
La historia se plasmó en una pelicula de Antonio Aguilar, con escenas modificas, durante el gobierno de Francisco Labastida Ochoa.
En el periodo calderoniana hubo eventos sangrientos que, incluso, estuvieron a punto de consignar al gobernador acusándolo de haber fraguado el asesinato de un Mayor de Infantería, Gustavo Sámano en noviembre de 1977.
El homicidio ocurrió por el boulevard Leyva Solano, precisamente frente a donde se encuentra el hospital de la Cruz Roja.
A causa de ese homicida, el general Ricardo Cervantes García Rojas, comandante de la Novena Zona Militar llamó a Calderon a las instalaciones del cuartel “para echar una platicada” lo acompañaron el procurador de Justicia del estado, Amado Estrada Rodriguez, su secretario particular Samuel Escobaza Barraza y el director de Gobernación José de Jesús Calderon.
Los retuvieron varias horas interrogándolos, porque el general aseguraba que el grupo de escoltas de Calderon habian sido los autores del asesinato del Mayor Sámano. Detuvieron a 12 escoltas del gobernador. Nueve fueron liberados, pero de otros tres no se supo ya de ellos: Ramón Benitez Cevallos, “El Pico de Oro” Cutberto Meza Quevedo e Isidro Monge.
Posteriormente se supo que el autor intelectual del asesinato del Mayor Sámano fue Rigoberto Rodriguez Iturrios, jefe de escoltas de Calderon. El general pidió entregarlo, pero Rigoberto huyó de Sinaloa y se fue a refugiar con Leopoldo Sánchez Celis a la ciudad de México.
En el gobierno de Antonio Toledo Corro se rumoraba que hasta avionetas cargadas de droga llegaban a la costa del sur de Sinaloa. Se difundía que los jefes policiacos protegían impunemente a Miguel Ángel Felix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca.
Durante todo el periodo gubernamental de Toledo, los medios de comunicación nacional y uno de Sinaloa difundían informaciones de la supuesta protección que brindaba el gobernador al Cartel de Guadalajara.
Se documentó que con Toledo se registró el mayor índice de homicidios dolosos, 7,500 en seis años, el mayor índice hasta el momento en periodos gubernamentales.
Pero fue hasta el gobierno de Francisco Labastida Ochoa cuando se desbordó el estigma del narcotráfico, la corrupción y la impunidad.
Si bien es cierto que disminuyó el número de homicidios (4,002 en seis años), pero en el periodo labastidista ocurrió el asesinato de Norma Corona Sapien, defensora de los derechos Humanos; estallaron bombas en zonas residenciales de Culiacán, hubo una matanza de campesinos en el ejido Protomártir en Angostura.
Además, durante el gobierno de Labastida hubo 7 directores de la Policia Judicial, 6 de la Municipal, 4 directores de Tránsito, 6 directores de Readaptación Social (hubo 34 fugas de reos), dos procuradores de justicia, 4 sub procuradores, 6 directores de Gobernacion, tres coordinadores de seguridad y tres directores de Inspección y Reglamentos. 41 cambios en áreas de la seguridad pública de Sinaloa.
En el gobierno de Renato Vega Alvarado, se registra la desaparición de jovenes junior en la colonia Las Quintas, que nunca aparecieron. Pero lo más significativo fue la muerte de Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos”
EnL 3 de julio de 1997 murió Amado Carrillo, tras someterse a una cirugía plástica; luego, en 2004 fue asesinado su hermano menor, Rodolfo Carrillo en una plaza comercial; recibía protección de jefes de la Policia Judicial del Estado, encabezados por Jesus Antonio Aguilar Iñiguez, Reynaldo Zamora Gaxiola, Héctor Castillo y Pedro Pérez. El asesinato se lo atribuyeron a Joaquín “Chapo” Guzman .
Durante el sepelio de Carrillo, en la finca de El Guamuchilito, doña Aurora Fuentes, había dicho a sus cinco hijas “Lo peor está por venir” Y si, desde entonces se desvaneció la célula de los Carrillo Fuentes. Pero brotaron otros eventos violentos derivados del narcotráfico.
Esos eventos ocurrieron durante los gobiernos de Renato Vega y Juan Millán Lizárraga. La historia registra 4,126 homicidios dolosos en el periodo de Renato Vega y 3,131 en el periodo de Millán.
Despues se vinieron los gobiernos de Jesús Aguilar Padilla y Mario López Valdés, y el índice de homicidios repunto. Con Aguilar 6,648 homicidios y con Malova 6,059. Precisamente durante la dichosa guerra contra el narcotráfico establecida en el gobierno presidencial de Felipe Calderon Hinojosa.
En el gobierno de Quirino Ordaz Coppel, se registraron 6,986 homicidios. Dolosos.
De tal manera, que lo que ocurre actualmente en Sinaloa, no es nada del otro mundo. Miedos, angustia, incertidumbre, terror, ha habido desde los años cuarenta y setenta del siglo pasado. Y la sociedad se ha acostumbrado a tolerar esa desazón.
Como dice Salvador Camarena en su opinión de El Financiero: No hay nada oculto bajo el Sol.