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Blanca felix porterazaCarlos Velázquez Martínez

CULIACÁN, Sin. 31 de mayo de 2022.- Su papá era apasionado seguidor del América, pero ella, desde que supo del futbol, prefirió a las Chivas del Guadalajara. Hiperactiva desde chiquilla en el poblado de la Colonia Agrícola Sinaloa, empezó a patear balones entre una multitud de niños, muchos de ellos calzando zapatos deteriorados por la tierra y el sol.

Muchos no saben que fue karateca llegó a cinta negra. Como no la dejaban jugar futbol y ella siempre fue activa entró a Karate y participó en una Olimpiada Nacional.

Su infancia la vivió con su abuela, sin su mamá y sin su papá, pero ahora que triunfa en el futbol con Chivas, Blanca y su madre disfrutan al máximo cada juego, sobre todo las liguillas finales y la coronación del equipo

Hoy, Blanca María Félix Castro sigue escribiendo su historia en el futbol femenil de México. Se coronó por segunda ocasión con Chivas de Guadalajara como campeón en el Torneo de Clausura 2022, coincidentemente venciendo otra vez a las Tuzas del Pachuca, como en aquel primer torneo oficial de la Liga Femenil.

Nació un 25 de marzo de 1996, bajo el signo zodiacal de Aries. Y tal como lo señala el horóscopo, Blanca María es una persona rebosante de energía, entusiasta, aventurera que adora la libertad, enfrenta retos y nuevas ideas.

Su infancia se desarrolló en la Colonia Agrícola Sinaloa, en el municipio de Angostura, una zona pesquera por tradición en la costa central del estado de Sinaloa con apenas un millar de habitantes y unas 250 viviendas.

Como no había deportes en el rancho, sólo una cancha de futbol toda terrosa. Blanca se aficionó al deporte de las patadas que con el tiempo le ha dado satisfacciones. Pero no todo fue fácil

-No fue fácil - explica – porque los niños no me aceptaban, incluso ya más grande, los adultos también me tachaban de “machorra”.

Ahora, muchos sinaloenses se sienten orgullosos de tener una “Chiva” en el futbol profesional. Además, dato aparte, hay más de 20 hombres sinaloenses jugando en la Liga MX.

En Sinaloa se efectúa al final del año un evento para entregar reconocimientos a Sinaloenses Ejemplares en el Mundo. El 18 de diciembre de 2018. Blanca María recibió el galardón como la Mujer Sinaloense Ejemplar en el Deporte.

Fue la más solicitada para las entrevistas periodísticas, y por supuesto para los autógrafos.

Aquí una extracción de la entrevista que concedió al periodista César Huerta de la agencia mexico.as.com

Siempre que dice “mi rancho” se asoma el orgullo en sus labios sonrientes. Es su cuna y habla de ella con cariño. Porque ahí, donde creció con sus abuelos, comenzó el camino. No ha sido fácil para la guardameta titular del Guadalajara femenil llegar donde hoy se encuentra. A los cuatro años perdió a su padre. Y su mamá, aunque nunca perdió contacto, se mudó de Colonia Sinaloa.

Tiene 25 años y es ya una mujer decidida que supera cualquier adversidad. Creció sin sus padres, pero la cobijaron sus abuelos. No la dejaban ser portera en equipo de niños e insistió hasta recibir la oportunidad. Era la tercera arquera de Chivas y hoy es titular del equipo. La suya es una historia de superación constante. Y la cuenta ella misma

¿Qué recuerdo tienes de él, qué te cuentan tus abuelos y el resto de tu familia?

- Me platican mucho que le gustaba que yo fuera muy fuerte. Si me caía, “nadie la levante, que ella sola se pare”. Me consentía mucho, fui su primera hija. Fue un papá como muy pocos hoy en día, en atención conmigo y con mi mamá. Después, también con mi hermano cuando nació. Era muy trabajador, muy centrado. Muchas personas lo conocieron y todos me hacen comentarios que fue un hombre como pocos.

En el primer torneo que se coronaron, eliminaron al América. Blanca Félix recuerda eso con mucho cariño por su padre fallecido

- Todos los partidos hablo con él, antes y después. Se lo dedico a él, ya que no le tocó verme hacer esto. Él jugaba en el rancho. Una vez le tocó enfrentar a Jared Borgetti, que es de Culiacancito. Mi papá fue a jugar allá, contra él. Cada partido le agradezco y se lo dedico. Aunque no se encuentre aquí, sé que desde donde esté se sentirá orgulloso de que pudiera cumplir mi sueño. Yo sé que sí estuviera aquí, ya hasta traería puesta la de Chivas.

¿Cómo era la vida en tu rancho cuando eras pequeña?

- Mi infancia ahí fue la mejor. Es muy diferente crecer en un rancho que en una ciudad. Crecí con mis abuelos. Kínder y primaria fui ahí en el rancho. Secundaria y prepa iba a un pueblo cercano, porque ahí no hay. Las tardes me iba a jugar. Vivía a un lado de un campo de futbol. Jugaba con los vecinos y mis primos. Futbol, escondidas, tazos, trompo, canicas... esa era mi vida de pequeña.

- ¿Tuviste muñecas o siempre te acompañó un balón?

- No, siempre el balón, los trompos, las canicas. Muñecas, ninguna. De hecho mi papá me regalaba, cuando me llegaba con una muñeca, yo la agarraba y la echaba a la basura. Nunca me gustaron. Mi mamá me regañaba y la sacaba de la basura. Y mi papá: “no, ahí déjala, si no le gustó que la tire”.

- En una población tan pequeña, ¿de dónde te nace el gusto por el futbol?

- Fue más que nada que en un rancho no hay actividades que hacer. Mi abuela me miraba que yo era hiperactiva. Hicieron torneos de futbol de niños, cada rancho tenía su equipo. Decidió meterme, me dijo “para que gastes energía ahí”. Así empecé a jugar y me enamoré del futbol. Después supe que a mi papá le gustaba, que jugaba, que le iba al América. Le gustaba también la Selección Brasileña. Fue eso, que no había otra cosa de hacer. Me metí a equipo de hombres, porque de niñas no había.

- ¿Fue difícil que te dejaran jugar en un equipo de niños?

- Sí. De cierto modo, cuando estás chiquita no te das cuenta de muchas cosas. Nada más juegas y eres feliz. Pero sí había comentarios de los niños, incluso de adultos que te dicen “machorra” por ser la única niña. Tengo recuerdos de esos comentarios. Estás chiquita y sientes. Después, creces y te das cuenta que son personas no muy abiertas. Ni los de mi equipo me querían mucho. Empecé de delantera y lo que sí me costó mucho fue que me dejaran ser portera. Siempre quise ser portera. No me dejaban porque cómo una niña iba ser portera en un equipo de niños. Creo que enfadé tanto al entrenador, “por favor métame, por favor, por favor”... tanto le insistí que me dejó un partido. Se dio cuenta que no me daba nada de miedo y sí tenía habilidades. Me dejó ahí.

- ¿Y por qué portera?

- Creo que soy muy aventada. Ahorita mis jugadas favoritas son las que tienes que jugarte el físico, salir a cortar un avance. Siempre fui así, desde niña. Mi ídolo que seguía de chiquita es Oswaldo Sánchez. Me nació esa pasión por la portería y decía “quiero frenar esos goles, yo no quiero dejar festejar a los delanteros”.

- ¿Cómo decidiste salir de Colonia Sinaloa y no dedicarte a las parcelas de la familia?

- Me gusta ir a ver la parcela y saber. Pero uno le tira más arriba. Queda el pensar qué va a pasar con las parcelas cuando mi abuelo este viejito, quién se va hacer cargo. Más que nada, los hombres; en este caso, mi hermano. No es algo que yo diga no me importa. Aparte mi papá también le gustaba mucho trabajar en las parcelas. Pero como estaba muy metida en el deporte, decidí salirme para estudiar Educación Física en Culiacán.

- ¿En Culiacán seguiste con el futbol?

- Yo dejé de jugar futbol cuando salí de la primaria. Mis tres años de secundaria y tres de prepa ya no jugué, porque no me dejaban jugar con niños. El deporte allá lo empezaron a hacer a un lado, ya no había ni equipos de niños. Como siempre he sido movida, había karate allá y le dije a mi abuela, “para no estar sin hacer nada, me voy a meter”. Me gustó mucho. Esos años me dediqué al karate. Llegué a cinta negra. Me tocó ir a una Olimpiada Nacional. Cuando entré a la universidad y me fui a Culiacán, lo primero que hice fue buscar un equipo de futbol. Entré al cuadro de la UAS (Universidad Autónoma de Sinaloa) y ahí fue donde por primera vez estuve en un equipo en serio. En rancho no entrenas, sólo vas a jugar los fines de semana. Supe lo que era entrenar todos los días, las prácticas de portero porque ni las conocía. Fue la primera vez que estuve en un equipo ya estable. Duré tres años antes de venirme para acá.

- Decides venir a probar suerte en las visorias con Chivas, ¿qué sentiste cuando te dijeron “te quedas”?

- Fue una decisión muy a la brava: voy a ir. Me traje ropa para dos días. Nunca había hecho visorias. Me dijeron, ven mañana, después otra vez mañana y otra... Yo sin ropa ni nada. Dejé la escuela a medias. Les dije aquí: “me vine a la brava, traje ropa para dos días y la escuela la dejé colgada, ¿me dejan regresar, ver los pendientes y venir?”. Me dijeron que sí. Entrené toda esa semana cuando volví. Y el viernes me dieron el contrato. Fue como “¿es en serio, de verdad Blanca vas a dejar toda tu vida allá?”. Me quedé en shock. Lo primero que hice fue hablarle a mi abuelita. Ella feliz porque vine a cumplir un sueño, pero obvio se notó una tristeza de saber que no estaría más allá. Me quedé en shock por lo que representa para mí Chivas, porque desde niña es el equipo que admiro. No, en cuestión de minutos firmé. Sabía que desde el primer momento que me pusiera una camisa de Chivas, valdría la pena.

- En Guadalajara te has reencontrado con tu mamá para vivir con ella, ¿cómo ha sido eso?

- Es nuevo. A los cuatro años dejé de vivir con ella, cuando falleció mi papá. Ella vive aquí con mi hermana y su esposo. Es nuevo para mí porque la convivencia entre nosotras no es la normal de una madre e hija porque no es la misma confianza y comunicación. Siempre estuvimos en contacto, jamás nos dejó de buscar a mí y a mi hermano. Iba a visitarnos, jamás se perdió un cumpleaños. Pero no es la misma confianza como con mi abuela, porque realmente es como mi mamá. Me da mucha alegría porque mi mamá nunca le tocó verme disfrutar el futbol. Ahora que vivo esto, va a todos mis partidos y me está apoyando, siento muy bonito porque jamás la había visto así. No le tocó verme crecer en el futbol, pero ahora que estoy viviendo mi sueño, le toca verme y apoyarme.

- La titular al arrancar el torneo era Karen Gómez. Cuando se lesionó, vino Ana Paula Ruvalcaba. Tú eras la tercera opción. ¿Cómo hiciste para no desesperarte antes de recibir una oportunidad?

- Fue difícil. Inicié como tercera portera. Para todo futbolista, es difícil no jugar y más ni siquiera ser convocado. Jamás me alegró la lesión de Karen. A nadie. No debe haber humano que se alegre de eso. Además por la buena relación que tenemos las tres porteras. Al momento que se lesiona, sabía que ya estaría en la convocatoria. Si hay algo que me ha enseñado mi abuela es a tener paciencia. Todo llega cuando debe. Yo me decía: “tranquila, Blanca, que va a llegar la oportunidad y la vas a aprovechar”. Nadie me dijo que iba llegar para ser titular. Y se siente mejor cuando te lo ganas. Yo vengo de visorias donde nadie me conocía, ningún entrenador. Así me eligieron, así vine a pelear mi lugar y por ahora lo tengo. Se siente muy bien por todo el sacrificio, trabajo y dedicación.

- ¿Por último, cómo te imaginas con el Guadalajara?

- Me veo campeona. Con los pies en la tierra y saber que esto sigue. Me veo campeona, viviendo mi sueño y dando todo para poner este club donde merece que es hasta arriba.