Lo que hay detrás del fútbol en Mazatlán con Quirino Ordaz Coppel
MAZATLÁN, Sin., 26 de mayo de 2020.- Quirino Ordaz Coppel, actual gobernador del estado de Sinaloa, es un empresario turístico que desde los 13 años de edad aprendió el negocio de su padre, Quirino Ordaz Luna en la industria hotelera.
A los 23 años ingresó a la Administración Pública como asesor del Gobierno del Estado de México, en el periodo de Alfredo Baranda García. Pero su prominencia política inició en el Departamento del Distrito Federal (hoy llamada Ciudad de México), con Óscar Espinoza Villarreal, siempre en el área administrativa y financiera.
Mientras el joven Quirino terminaba la carrera de licenciado en Derecho en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) y trabajaba en el gobierno mexiquense, su padre Quirino Ordaz Luna alcanzaba la presidencia municipal de Mazatlán, en el gobierno de Antonio Toledo Corro.
A finales de la década de los sesenta, Ordaz Luna había construido un hotel y se había asociado con cuatro amigos para establecer en Mazatlán el primero de una cadena de restaurantes casuales mexicanos Carlos & Charles que había iniciado el Grupo Anderson´s (Carlos Anderson y Charles Skipsey).
Otros empresarios surgieron para darle al puerto del Pacífico un impulso turístico. Así nacieron el Grupo Pueblo Bonito, con Ernesto Coppel, el Grupo Vidante con Daniel Chávez, el Villa Group de Fernando González y el Grupo Hotelero El Cid, de Julio Berdegué.
De tal manera, que la familia Ordaz (Los Quirinos) no sólo se dedicaron a la industria turística, sino que complementaron sus finanzas con la participación en la política.
Ahora que Quirino Ordaz Coppel, le resta un año para finalizar su administración gubernamental en Sinaloa, proyecta asegurar el futuro económico para él y su familia. Por eso, su participación destacada en los Tianguis de Acapulco y España, dónde ha concertado cientos de citas de negocios, aprovechando su amistad cercana con el secretario de Turismo, Miguel Torruco Márques.
Hay que recordar que el gobernador Ordaz Coppel, en un año (2018) recibió 3 mil millones de pesos para infraestructura, con fondos estatales y federales para remodelar el centro histórico y el faro de Mazatlán, así como pavimentar calles y reponer algunos tramos de drenaje.
Como hotelero y ex funcionario del Consejo de Promoción Turística de México, Quirino hijo sabe muy bien que la conectividad y la renovación de atractivos es la fórmula para que el turismo siga creciendo.
Por eso, el proyecto de construir un estadio de futbol y traer un equipo de Primera División a Mazatlán, porque es un deporte que se juega todo el año en el país (hay receso sólo junio y julio y una quincena de diciembre). Se obtienen ganancias económicas por publicidad estática y por derechos de transmisión por televisión (principalmente, ahora que transmiten las cadenas internacionales ESPN y FOX Sport). Participan decenas de jugadores provenientes de toda la América Latina, que atraen turistas extranjeros. Los días previos y posteriores al juego, llegan al lugar un centenar de personas a hospedarse, entre jugadores, árbitros, funcionarios de la Liga y familiares del equipo visitante, más los aficionados provenientes de ciudades cercanas al estadio, lo que le permitirá a los hoteles (de la familia Ordaz) asegurar la ocupación al menos 5 días continuos.
Por otra parte, el futbol mexicano se convirtió, desde principios de éste siglo, en una empresa financiera, olvidando el Fair Play o el llamado amor a la camiseta. A los propietarios de los clubes, no les interesa el aficionado, ni los jugadores, sino las ganancias económicas en cada torneo. Si un club ingresa a su estadio, un mínimo de 10 mil aficionados por juego, obtiene ganancia.
Los directivos del futbol mexicano, proyectan unificar sus torneos con la MLS de Estados Unidos con el fin de que participen equipos de ambos países en una competencia oficial. Seguramente, la familia Ordaz está advertida de esos planes y por ello decidió ampliar sus negocios turísticos hacia el mercado futbolero.